¿Qué es la pereza?
Todas las personas en algún momento de su vida han sentido pereza. A veces de manera muy clara y evidente otras en forma de oleada pasajera.
La pereza es la falta de voluntad o motivación para hacer algo, a menudo acompañada por una sensación de apatía y una falta de energía. Como ya hemos adelantado, la pereza puede manifestarse de muy diferentes formas, como postergar tareas importantes, evadir responsabilidades, evitar el trabajo duro o simplemente sentirse desmotivado para hacer cualquier cosa.
La pereza es un comportamiento que puede tener un impacto realmente negativo y perjudicial en la productividad, el bienestar emocional y la calidad de vida en general, por lo que es importante atender sus señales e identificar qué está sucediendo dentro de cada persona para poder afrontarla de la mejor manera. Para ayudarte en el proceso hemos preparado 7 claves que te ayudaran en el camino.
¿Qué es la procrastinación?
Antes, nos gustaría presentarte a alguien de quien seguramente habrás oído hablar: la procrastinación. La procrastinación es la acción de posponer tareas o responsabilidades que necesitan ser realizadas, y en su lugar, dedicar tiempo a otras actividades que proporcionan una gratificación inmediata. A menudo se asocia con la pereza y la falta de motivación, pero la procrastinación también puede ser causada por la ansiedad, el miedo al fracaso, la falta de confianza en uno mismo o una falta de claridad en los objetivos.
Establece metas claras y definidas:
En muchas ocasiones al querer ponernos a hacer algo tenemos bastante confusión acerca de la razón que nos mueve. Has de definir objetivos claros que te permitan tener claridad acerca de lo que quieres conseguir. Para ello, pregúntate ¿para qué quieres conseguir lo te has propuesto? Es más fácil motivarte para trabajar si conoces para qué haces lo que haces, qué objetivo real tienes.
Divide las tareas en pasos más pequeños;
En muchas ocasiones, la pereza se debe a que una tarea parece abrumadora e inabordable al tener que enfrentarla toda de golpe. Si divides una tarea en pasos más pequeños, se vuelve más fácil de manejar y menos intimidante. Nunca abordarías la misión de comerte un elefante de un bocado ¿verdad? Pues con los objetivos grandes, pasa lo mismo, hay que trocearlos.
Haz un plan:
Una vez que hayas dividido tu objetivo en pasos más pequeños, confecciona un plan. Decide cuándo y cómo completarás cada paso y ponlo por escrito. El acto de escribir un plan puede ayudarte a sentirte más comprometido y motivado para seguirlo, ya que todo lo que ponemos sobre el papel cobra mayor efecto y realismo. Y al poner fechas nos estamos comprometiendo con límites concretos.
Busca motivación:
De la misma manera que con el para qué buscábamos motivación interior para ponernos en marcha, puedes ayudarte también de otras cosas que te motiven para hacer la tarea. Puede ser algo tan simple como escuchar tu música favorita mientras trabajas o visualizar cómo te sentirás una vez que hayas completado la tarea.
Empieza por algo pequeño:
Si tienes dificultades para empezar, comienza con algo pequeño y fácil. A medida que vayas avanzando, te sentirás más motivado para seguir adelante.
Identifica y elimina distracciones:
Identifica las distracciones que te impiden hacer lo que quieres hacer y elimínalas. Todos tenemos alrededor ladrones del tiempo que nos dificultan la labor de estar centrados en lo que queremos hacer. Y sí, lamento decirte que el móvil es la mayor de todas. Así que mientras tengas algo que hacer que sea importante, deja el móvil fuera de tu radio de acción o estarás perdid@.
Celebra tus éxitos:
Cuando hayas completado una tarea, tómate un momento para celebrar tu éxito. Reconoce lo que has logrado y cómo te has sentido después de completar la tarea. Puedes incluso premiarte si eso te ayuda. Esto te ayudará a sentirte más motivad@, a mantener la alegría y la ilusión para seguir adelante en el futuro.
Recuerda que la pereza, como todos nuestros comportamientos, nos informan de una necesidad propia que quiere ser vista y atendida. Entenderte, conocerte y escucharte es un buen comienzo para saber qué te está pasando y desde ahí poder poner en práctica todas estas claves que te ayudarán a enfrentarte a ella mejor.
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