¿Qué son las creencias?
Las creencias son pensamientos o ideas que damos como verdaderas sin necesidad de evidencia, simplemente porque la validamos como real. Funcionan como gafas a través de las cuales interpretamos lo que sucede en el mundo a través de nuestras experiencias, nuestra forma de sentir, de pensar, de interpretar. Son la forma en que concebimos el mundo.
Las creencias como tales siempre nos condicionan, aunque generalmente se consideran unas positivas y potenciadoras y otras limitantes y perjudiciales.
Cuando hablamos de creencias limitantes, hablamos de que pueden restringir nuestras posibilidades, afectar nuestra libertad de elección, nuestro autoconcepto, nuestra autoestima y que pueden condicionar la forma en que nos relacionamos con nosotros y nosotras mismas y con las demás personas. Durante el periodo de la adolescencia, una etapa de transición y autodescubrimiento, estas creencias pueden impactar muy significativamente en el desarrollo emocional y social.
¿Cómo se construyen las creencias?
Las creencias comienzan a construirse a lo largo de nuestra infancia y continúan moldeándose a lo largo de toda nuestra vida. Se forman a partir de:
- Experiencias personales: Situaciones vividas, y la manera de interpretar esas expereincias. Valoraciones respecto a lo que consideramos que ha sido un éxito o un fracaso.
- Mensajes familiares: Todo aquello que nos dicen nuestras familias, figuras de apego, cuidadores y familiares cercanos respecto a cómo funciona el mundo o cómo somos.
- Cultura y sociedad: Normas sociales, tradiciones culturales y valores colectivos de lo que nos rodea.
- Educación y entorno escolar: Las formas en las que hemos recibido y percibido nuestro camino de aprendizaje, sus dificultades, los castigos, las recompensas.
- Comparaciones con otros: Especialmente a partir de la adolescencia, cuando la identidad empieza a verse influida por la opinión de los demás es cuando más surge la cuestión comparativa y más se desarrollan nuestra percepción de nosotros y nosotras mismas.
El impacto de las creencias en la adolescencia
La adolescencia es una etapa de exploración, búsqueda de la identidad e incertidumbre. En este período, las creencias pueden condicionarnos enormemente en varios campos:

Autoestima: «Si no lo hago bien, es que no valgo nada».
Relaciones sociales: «Los demás no me quieren, porque no soy suficiente».
Desempeño académico y profesional: «Si fallo en un examen, significa que soy un fracaso».
Bienestar emocional: «Si me siento triste, significa que hay algo malo en mí».
Estos pensamientos pueden acabar convirtiéndose en barreras que limitan la confianza y la capacidad para poder enfrentar nuevos desafíos condicionando la forma en que nos percibimos y percibimos nuestras capacidades. .
¿Cómo cuestionar las creencias limitantes?
Ayudar a un adolescente a cuestionar sus creencias es clave para su desarrollo emocional ya que muchas de ellas son ideas que han comprado como válidas pero que nunca se han parado a confrontar si corresponden a una realidad o hecho objetivo. Algunas estrategias incluyen:
1. Hacer preguntas reflexivas
Fomentar la autorreflexión con preguntas como:
- ¿De dónde viene esa idea que tienes acerca de que …. ?
- ¿Hay alguna ocasión en la que no sea cierta?
- ¿Cualquier persona podría decir lo mismo de ello de manera objetiva?
- ¿Cómo me impacta pensar de esta manera? ¿Me ayuda o me dificulta la vida?
- ¿Qué evidencias tengo a favor y en contra de esta creencia?
- ¿Cómo pensar de otra manera podría cambiar mi experiencia?
2. Mostrar que son solo pensamientos, no realidades absolutas
Las creencias no son hechos objetivos, sino interpretaciones de la realidad. Es necesario a los y las adolescentes a entender que:
- No todo lo que piensa es necesariamente verdad.
- Sus pensamientos pueden estar influenciados por muchas cosas.
- Cambiar la forma de pensar puede generar nuevas experiencias.
- No son sus pensamientos.
3. Cuestionar con evidencia
Ayudarle a que busque evidencias lo más objetivas posibles que contradigan su creencia. Por ejemplo:
- Si cree que «nadie me valora», preguntar: ¿Puedes recordar algún momento en que alguien demostró que sí te valora?
- Si cree que «si fallo en algo, soy un fracaso», preguntar: ¿Realmente un error define toda tu valía? ¿Dónde estás poniendo el foco si solo ves el error? ¿Es eso justo?
4. Usar técnicas Cognitivo-Conductuales
Algunas herramientas prácticas incluyen:
- Reestructuración cognitiva: Escribir la creencia limitante y reformularla en una versión más equilibrada siempre y cuando ambas cubran la misma intención positiva.
- Diario de pensamientos: Llevar un registro de creencias y analizarlas objetivamente.
- Pruebas conductuales: Actuar en contra de la creencia y evaluar los resultados.
5. Fomentar el pensamiento flexible
Animar a que consideren otras perspectivas. Preguntar:
- ¿Cómo vería esta situación tu mejor amigo/a (cualquier otra personas serviría)?
- ¿Si un amigo pensara esto sobre sí mismo, qué le dirías?
- ¿Qué impacto y consecuencias tiene en ti creer de esa manera?
Técnicas sencillas para desapegarse de las creencias limitantes
1. Mindfulness y distanciamiento cognitivo
- Enseñar a observar los pensamientos sin identificarse con ellos.
- Practicar ejercicios de respiración y meditación para reducir la reactividad emocional.
2. Escritura terapéutica
- Escribir sobre una creencia y luego escribir cómo sería vivir desde una versión alternativa.
- Escribir una carta desde una versión más compasiva de sí mismo/a.
3. Exponerse a nuevas experiencias
- Salir de la zona de confort para probar que las creencias no son absolutas y probar posibles nuevas vías de pensamiento.
- Participar en actividades que refuercen una imagen más positiva de sí mismo/a.
4. Rodearse de influencias positivas
- Identificar personas que refuercen creencias saludables y motivadoras.
- Filtrar redes sociales y contenido que perpetúe pensamientos negativos.
Conclusión
Las creencias condicionan la forma en que los adolescentes se ven a sí mismos y al mundo. Muchas veces, estas creencias limitantes pueden generar ansiedad, baja autoestima y frustración. Sin embargo, al aprender a cuestionarlas y desapegarse de ellas, los adolescentes pueden abrirse a nuevas posibilidades y desarrollar una autoestima más sana.
Como adultos, psicólogos, educadores o familiares, podemos ayudar a los adolescentes a desafiar estas creencias, proporcionándoles herramientas para cambiar su narrativa interna. A través de preguntas reflexivas, técnicas cognitivo-conductuales y estrategias de autoconocimiento, podemos guiarlos hacia una relación más equilibrada y saludable consigo mismos.
Si te interesa aprender más sobre el impacto de las creencias en la salud mental y el bienestar adolescente, suscríbete a nuestro blog y sigue nuestras redes sociales para más contenido sobre desarrollo personal y bienestar emocional. Cualquier consulta no dudes en contactarnos, estaremos encantadas de atenderte.