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¿Qué estudios escoger? ¿Qué carrera elegir? ¿Qué quiero estudiar? ¿Qué se me da bien? ¿Qué me gusta? ¿Para qué sirvo? ¿Qué tiene salida? ¿Qué profesión me gustaría ejercer? ¿No sabes cuál es tu vocación ni cuáles tus talentos?

¿Qué carrera estudiar?

Cuando a edad temprana y sin haber salido todavía al mundo nos hacen elegir, rama primero y carrera después, no se tiene en cuenta que ni hemos tenido ocasión de conocernos, ni descubrir qué nos gusta y mucho menos ver de cerca aquello con lo que se nos pide comprometernos. ¿Cómo vamos a saber qué elegir o si tenemos vocación por algo si acabamos de salir al mundo?

Para empezar tenemos que elegir si queremos ciencias o letras, puede que ambas, o puede que ninguna. Después si queremos un grado medio o superior, o si preferimos probar directamente con el acceso a la universidad.

Si vamos a la Universidad… ¿Derecho? ¿Medicina? ¿Arquitectura? ¿Diseño? ¿Filología? ¿Económicas? ¿Y si no me da la nota? ¿Me quedo con la carrera que sea con tal de seguir estudiando? ¿Repito un año para subirla? ¿No estaré perdiendo el tiempo?

¡¡Hay tantas opciones!! Y no nos sentimos preparad@s para ninguna. Se nos exige que apostemos a ciegas,  y que lo hagamos sabiendo que esa decisión marcará nuestro futuro. Lo que elijas hoy condicionará tu profesión, tu trayectoria, aquello a lo que te podrás dedicar. ¡Como si a esas edades no tuviéramos ya suficiente presión tenemos que tener vocación!

Valoramos, decidimos, o nos lo jugamos al descarte. Pito pito gorgorito.

Y hay personas que tienen la suerte de tener las ideas muy claras, que siempre han sabido lo que querían estudiar. Y hay personas que se sienten condicionadas por las profesiones de sus padres y seguir el legado familiar. Y hay personas que no tienen ni idea de qué elegir como estudio. Y también las hay que ni siquiera tienen claro que sirvan para ello.

“La gran suerte que uno puede tener es hacer lo que le gusta. Dar con eso es la esencia de todo.”

Sea como sea, a lo que muchas veces no prestamos atención es a la parte más importante y que debería ser el punto de partida de cualquier tipo de elección tan compleja: AUTOCONOCIMIENTO.

¿Sabes quién eres? ¿Sabes cuáles son tus fortalezas? ¿Tus áreas de mejora? ¿Conoces tus límites? ¿Conoces tus gustos, tus preferencias? ¿Qué te interesa? ¿Qué te mueve? ¿Qué te impulsa y motiva? ¿Cómo te ves? ¿Cómo te valoras?

Y estarás pensando ¿pero quién a esa edad es consciente de todo esto? Pues quizá el error es no centrarnos en esta parte como punto inicial del proceso de búsqueda de profesión o carrera. La parte más importante de una decisión como esta es pararte a descubrir algo más acerca de ti mismx.

VOCACIÓN

Nos han vendido la idea de que la vocación, el propósito es algo que uno tiene o encuentra con facilidad, pero lo cierto es que ni hay solo una ni se encuentra siempre a las mismas edades y momentos vitales. La vocación es un proceso, y en la mayoría de los casos se va construyendo a medida que creces, te conoces, experimentas, reflexionas…

Puedes pasar media vida sin tener clara tu vocación y encontrarla a los 30, los 40 o los 50 años. Nunca es tarde para descubrir qué quieres hacer el resto de tu vida, lo importante es darte el tiempo y el espacio para descubrirlo y no vivir mientras tanto como si te faltase algo.

Como proceso que es tiene su tiempo, y para cada persona es algo personal. Es un viaje de búsqueda que no tiene fechas concretas ni tiempos medidos, por mucho que la sociedad presione para tomar una respuesta antes de tiempo.

Y no importa si en algún momento eliges estudiar una cosa y después descubres que no es lo que quieres, o si has ejercido una profesión durante años y deja de llenarte y quieres virar el rumbo. Jamás es un fracaso descubrir lo que quieres hacer sea la edad que sea, por lo tanto no te sientas mal si ahora mismo no tienes claro qué hacer con tu vida.

Etapa de autoconocimiento.

  • Empieza realizando un listado de fortalezas y debilidades. Analiza qué cosas se te dan bien y qué cosas te cuestan más. Esta aproximación te dará mucha información valiosa acerca de posibles alternativas.
  • Realiza otro listado de cosas que te guste hacer y cosas que no. Siempre hay algunas cosas con las que nos sentimos más cómodos, que nos motivan, que no nos cuestan, y otras que se nos hacen bola solo pensar en ellas.
  • Cuáles son tus valores, qué principios marcan tu vida o suponen para ti lo más importante. Es imprescindible que puedas mirar dentro y ver qué cosas son las que efectivamente te mueven.
  • Pon en común los listados obtenidos y piensa qué posibles profesiones irían alineados con ellos.
  • Por qué cosas de ellas podrían pagarte.

Etapa de investigación.

  • Haz un listado de posibles opciones y haz una búsqueda más exhaustiva de todas tus áreas de interés. Analiza, investiga y pregunta por todas las opciones que puedan llamar tu atención. Muchas veces no sabemos ni la mitad de las posibles opciones por no pararnos a buscarlas. Lo tenemos todo a golpe de click, aprovéchalo.
  • Ponte en contacto con las entidades que las imparten, busca posibles profesores a los que consultar, pregunta a antiguos alumnos. No te quedes con la duda acerca de nada, no presupongas, infórmate.

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