“Lo que el otro dice de mí, habla más del otro que de mí.”
Cuando otra persona dice algo de nosotr@s, la primera intención habitual es comprar ese comentario o críticas como ciertas. Damos credibilidad a las palabras que nos dicen al valorar y considerar que si nos dicen algo (por dañino, injusto o cruel que sea) será verdad. Las críticas nos duelen y nos hacen cuestionarnos.
En estas situaciones hay dos cosas que no estamos teniendo en cuenta:
- Todas las personas interpretamos las situaciones y experiencias a nuestro antojo. Tenemos una visión acorde a nuestra manera de ver, sentir y pensar el mundo que genera una interpretación sesgada de lo que ocurre. Y además, nos quedamos con la parte de la realidad que reafirma aquello que ya pensamos de antemano y eliminamos de la ecuación cualquier otra cosa que pudiera cuestionarnos o hacernos perder la razón.
- Que alguien te quiera o incluso crea conocerte no es razón para que su opinión esté por encima de la tuya. Todo el mundo se equivoca, todo el mundo se monta su propia película. Los juicios que emitimos acerca de los demás de quienes hablan es de nosotr@s y de nuestra propia incapacidad para asumir lo que vemos frente a la realidad de nuestra propia visión.
¿Cómo nos afectan las críticas?
Aprender esto escuece. Cuesta mucho entender cómo aquello que te saca de quicio de otro de quien habla es de ti, ya que el otro te sirve de espejo para poner el dedo sobre algo que o bien no quieres reconocer o tienes que trabajarte.
Que los demás nos sirvan de espejo permite que puedas tener la oportunidad de ver, ser consciente y cambiar algo de ti que no tienes resuelto y que de alguna manera te incomoda.
No en vano, compramos los insultos o desprecios de los demás porque nosotros mismos hemos creído eso mismo de nosotr@s en algún momento, y eso es lo que hace que en muchas ocasiones compremos la crítica prácticamente sin pestañear. Cuando eres consciente de que eso que dicen podría no ser cierto, si no que puede ser una interpretación del otro, una versión según su forma de ver las cosas, una manera de tergiversar la realidad para acoplarla lo que necesita creer, es entonces cuando somos conscientes de que el hecho de que otra persona te diga algo no significa necesariamente que tenga razón.
“Todo lo que te molesta de otros seres, es solo una proyección de lo que no has resuelto de ti mismo.” Buda
Hay mucho victimismo necesitando culpables de las propias decisiones. Hay mucha incapacidad para hacerse dueñ@ de lo propio y echar siempre la responsabilidad a lo de fuera. Hay mucho dramatismo disfrazado, mucha dificultad para asumir que las decisiones que tomamos son las que nos llevan a los resultados que obtenemos. Y de eso, los demás no son los culpables.
En situaciones así hay varias cosas que te recomendaríamos hacer:
- Analiza siempre aquello que te digan para hacerte cargo de lo propio, porque siempre puede haber algo que aprender de las críticas, pero también muchas cosas que no te correspondan.
- No compres todo lo que te digan sin cuestionarlo, discierne también la rabia o la envidia del otro para no quedarte con lo que no te corresponde.
- Aléjate de quienes critican todo por costumbre, también lo harán contigo cuando no estés.
- Distingue y aléjate de la gente tóxica que trata de responsabilizarte de sus propias incapacidades.
- Cuidado con las personas que se victimizan por costumbre y echan siempre la culpa de sus desgracias a lo que hay fuera. Cada persona es responsable de lo propio.
No olvides lo más importante: Lo que le haces a los demás en el fondo te lo haces a ti.
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Os dejamos un video interesante sobre cómo interpretamos la realidad y cómo afrontar las relaciones frente a personas tóxicas.